domingo, 10 de enero de 2016

Regalos del Encuentro de Taizé en Valencia

No estuve en el Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé en Valencia, me volví a casa justo cuando empezaba, y me arrepentí de no haber aprovechado esta oportunidad.

Lo viví un poco con los vídeos que iba poniendo la Catedral de Valencia y con lo que me iban contando mis padres, que casi sin poder por problemas de salud, acogieron en casa a dos carmelitas, uno venezolano y otro argentino.

Antes de volver a Salamanca, donde están, me mandaron unas estampas de regalo y unas fotos suyas para que los conociera. Ya sabemos quien es el que jugó con los juguetes de Amalia :P

Os enseño las estampas. Son preciosas.

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Carta del Hno. Alois, Prior de Taizé, a los valencianos, y en especial a las familias de acogida


Hermano Alois, de Taizé
A las parroquias y familias
que han acogido a jóvenes en Valencia y sus alrededores
Taizé, 8 de enero de 2016
Queridos amigos:
¡Hemos recibido una acogida tan generosa en Valencia! Me gustaría dar las gracias a las familias, a las parroquias, a los representantes de las Iglesias, a las personas que trabajan en la administración de la ciudad, de la Comunitat Valenciana, ya que todos ellos han hecho posible el buen desarrollo de nuestro encuentro.
Numerosos jóvenes nos han dicho, antes de su partida, lo conmovidos que se sentían por el calor de vuestra acogida. En especial, que miles de personas hayan abierto sus puertas a jóvenes que no conocían, en un periodo en el que a menudo se teme a los extranjeros, subraya la comunión de la Iglesia y hace más profunda la comprensión entre los pueblos.
La oración común en vuestra espléndida catedral, en las numerosas iglesias de la ciudad, y también en las dos grandes carpas transformadas en iglesias provisionales en el corazón de vuestro bello Jardín del Turia, seguirá dándonos aliento mucho tiempo.
En este año de la misericordia, esparcidos de nuevo por Europa, quisiéramos contribuir todos a hacer de la Iglesia una comunidad de amor, estando abiertos a las personas que nos rodean, practicando la hospitalidad, defendiendo a los oprimidos, compartiendo lo que tenemos.
De vuelta a casa, todos nosotros quisiéramos ser testigos de paz y de fraternidad a nuestro alrededor. Recordémoslo: cada una de nuestras vidas puede convertirse en una pequeña luz de paz que brilla en las tinieblas, incluso si la llama parece a veces vacilante.
Permanecemos unidos en una profunda comunión fraterna.





 

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